OFENSA (Esta historia suya)
"Algo que suene parecido a la verdad"
En el 20º aniversario de la inuaguración del teatro Andamio 90
OFENSA (Esta historia suya) de John Hopkins - Versión: Fernando Masllorens y Federico González del Pino - Dirección: Marcelo Velázquez - Con: Marcelo Bucossi, Mercedes Fraile, Daniel Goglino, Alfredo Martín - Funciones: Sábados 20.30 - Teatro Andamio 90 - Paraná 660 - Reservas: 4373-5670
miércoles, 9 de febrero de 2011
martes, 25 de enero de 2011
REESTRENO 5 DE MARZO DE 2011
VUELVE "OFENSA (ESTA HISTORIA SUYA)" DE JOHN HOPKINS
2 NOMINACIONES PREMIO FLORENCIO SÁNCHEZ:
-MEJOR ACTOR PROTAGÓNICO: MARCELO BUCOSSI
-MEJOR ACTOR DE REPARTO: DANIEL GOGLINO
FUNCIONES: SÁBADOS 20.30 HS.
ANDAMIO 90
PARANÁ 660
RESERVAS: 4373-5670
2 NOMINACIONES PREMIO FLORENCIO SÁNCHEZ:
-MEJOR ACTOR PROTAGÓNICO: MARCELO BUCOSSI
-MEJOR ACTOR DE REPARTO: DANIEL GOGLINO
FUNCIONES: SÁBADOS 20.30 HS.
ANDAMIO 90
PARANÁ 660
RESERVAS: 4373-5670
martes, 7 de diciembre de 2010
Crítica de La Nación
El horror visto como moneda corriente
Destacada recreación de un texto de 1968
Nuestra calificación: Muy Buena
Un policía obsesionado con un caso de pedofilia en el que trabaja hace tiempo. Su mundo interior está totalmente convulsionado. Está seguro de que un tal Baxter está involucrado. Este parece un ser normal, su mundo personal y familiar así lo indican. Pero el policía insiste: tiene 20 años de experiencia en su trabajo y conoce a los delincuentes. Pero lo que no reconoce son las consecuencias de esa alteración interna que le produce estar en el medio de esta situación.
El eje de este drama de John Hopkins (creado en 1968) está puesto precisamente ahí. En esa violencia que va asomando y que el policía no puede controlar. Una violencia que expresa frente a su propia mujer, una violencia que se repite en las actitudes de un superior frente a él, la misma violencia con la que trata al detenido con la intención de arrancarle la verdad.
Ofensa es una pieza de gran intensidad dramática que en tres cuadros sintetiza de manera magnífica todo un mundo en el que la perversión, el dolor, el miedo, la angustia, se imponen de manera casi natural en la conducta de unos seres vencidos. Y eso no da respiro a un espectador atento que intenta seguir un argumento que quizá poco podría movilizarlo si no fuera porque los intérpretes logran ese estado de alteración que la historia necesita para potenciarse y exponerse de forma certera.
En este sentido, el director Marcelo Velázquez consigue construir una puesta por demás atractiva. Con los muy valorables aportes de Ariel Vaccaro (escenografía) y Alejandro Le Roux (iluminación) Velázquez crea un espacio sombrío por el que deambulan de manera notable unas criaturas para las que el horror resulta moneda corriente. Parecen haber crecido en él y no pueden alejarlo de sus cuerpos. Son impiadosos con ellos y con los demás.
El estado de violencia al que llegan en muchas de las situaciones es verdaderamente conmovedor. Con roles muy bien definidos, cada uno de los intérpretes logra momentos sumamente destacados. Alimentan con una fuerte cuota de verdad esa historia oscura, que provoca a reflexionar sobre muchas instancias de nuestra vida actual.
Carlos Pacheco
lunes, 6 de diciembre de 2010
Revista Veintitrés
La razón de las bestias
Por Luis Mazas
Calificación: Muy Buena
"Creo que hoy maté a un tipo", confiesa el detective Johnson a su esposa; un policía excedido en su interrogatorio a un sospechoso de pedofilia. Ofensa juega un teatro moralizador y urgente que expone la violencia que nos rodea y alcanza. A la vez que plantea un problema de vínculos humanos insatisfactorios. Es la primera pieza del inglés John Hopkins, escrita hace ya cuarenta y dos años. El hábil y punzante texto de Hopkins (1931-1998) extrae su mejor agudeza en la adaptación de F&F y en la puesta de Marcelo Velázquez, aunados a su registro de brutal realismo, desplegado con estupendo sentido del ritmo expositivo.
La estrategia de Hopkins se refleja en el modo en que la dramaturgia de escena instala la sospecha de que cada personaje tiene su oscura patología. Y nos presenta el modo en que cada individuo acomoda las cartas a su favor, individualistas, sumidos en una soledad infranqueble que aísla a todos de todos y los incapacita para el diálogo. El título original Esta es su historia debió sufrir su alteración local por Ofensa influido por la traslación fílmica de Sidney Lumet (The Offence). "Esta es su historia" es una expresión varias veces mencionada en los diálogos, donde resemantiza su sentido, desde la alusión a una táctica de ocultamiento, a una confesión extraída bajo amenaza extrema.
Velázquez asume que la inteligencia del texto se instala por sí misma por la organicidad y el compromiso físico de los cuatro excelentes actores y la búsqueda de sus móviles y vínculos. Ofensa tiene un protagonista central y omnipresente que agoniza su punto de vista puesto e impuesto; Marcelo Bucossi, a cargo del oficial eje de la historia, ofrece una inmejorable labor, muy en tipo, y atenta a los cambios de estado con que debe situarse en la discontinuidad de las tres escenas. La mejor situación de la pieza y de la versión es el admirable doble juego del gato y el ratón entre el detective Johnson (a su cargo) y el astuto, ambiguo abusador Kenneth Baxter en el que Daniel Goglino ofrece una estupenda labor de composición.
Crítica Teatral
OFENSA: El lado negro del alma
Por Gabriel Peralta
Hay en la obra de John Hopkins, una espesa negrura que nunca tiende a disiparse. Más se entromete el espectador en la trama y en el alma de los personajes, y más es el desaliento hacia la condición humana.
Esta coloratura es respetada a rajatabla, tanto en la versión de Masllorens y González del Pino, como en la dirección de Marcelo Velázquez, ya que la misma no presenta ningún atisbo de esperanza y, por supuesto, deja de lado algún “respiro” para alivianar el dolor.
Hopkins presenta un muestrario de personajes desangelados, se podría decir que rozando la vulgaridad -en cuanto a su espiritualidad- y los ubica dentro de una trama, en donde la incertidumbre no hace más que desnudarlos y exhibirlos hasta sus últimos recovecos. De esta manera, todos los desaliños del alma toman cuerpo en estos seres. El autor se aparta de toda mirada piadosa provocando esa fuerte sensación de “no salida”.
El director Marcelo Velázquez ciño toda la fuerza del hecho escénico en las actuaciones. Acompañado magníficamente en la idea por el diseño de escenografía de Ariel Vaccaro (que aúna síntesis y contundencia espacial), Velázquez logró que cada uno de los actores, no solo lograra una fuerte intensidad en sus trabajos, sino que también instaló en ellos la idea de lo sinuoso, impidiendo de esta manera que caigan en construcciones de personajes maniqueos.
Dentro de estos intensos trabajos, Marcelo Bucossi no da resuello en ese camino hacia al abismo.
El diseño de luces de Alejandro Le Roux se imbrica con los claroscuros de la pieza. Y es ajustado, en cuanto al perfil de los personajes, el diseño de vestuario de Carla Desiderio.
Ofensa es una obra que nos muestra el lado negro del alma.
http://www.criticateatral.com.ar/index.php?ver=ver_critica.php&ids=1&idn=2672
lunes, 15 de noviembre de 2010
Entrevista Página 12
Sábado, 13 de noviembre de 2010
Marcelo Velázquez habla de su puesta de Ofensa (Esta historia suya) de John Hopkins
Actuar la violencia del presente
En su versión de la obra del inglés John Hopkins, que se ofrece en Andamio 90, el centro está puesto en “lo que un pedófilo despierta en los otros”. “El estallido que se produce en la obra es metáfora de la violencia que el personaje acumuló durante años”, dice el director.
Por Hilda Cabrera
Para leer la entrevista completa ir a:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-19910-2010-11-13.html
Marcelo Velázquez habla de su puesta de Ofensa (Esta historia suya) de John Hopkins
Actuar la violencia del presente
En su versión de la obra del inglés John Hopkins, que se ofrece en Andamio 90, el centro está puesto en “lo que un pedófilo despierta en los otros”. “El estallido que se produce en la obra es metáfora de la violencia que el personaje acumuló durante años”, dice el director.
Por Hilda Cabrera
Para leer la entrevista completa ir a:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-19910-2010-11-13.html
miércoles, 3 de noviembre de 2010
Crítica de Moira Soto
en Pan y Teatro
Una obra audaz, perturbadora, revulsiva, potenciada por la comprometida puesta de Marcelo Velázquez, un director que supo leer el escabroso material que tenía en sus manos. La angustia de un policía frente a un posible pedófilo pone en cuestión la difusa frontera entre el Bien y el Mal, apartándose de toda forma de maniqueísmo, el dramaturgo John Hopkins prefiere confrontar al público con la incómoda ambigüedad, con la ambivalencia de ciertas conductas humanas universales.
Después de 20 años de oficio, el detective Johnson ya no soporta más, corroído interiormente, agobiado por el horror. Baxter es detenido bajo sospecha y Johnson se aferra a la idea de que él es el violador y asesino de niños. En la primera escena –lo de primera es relativo, porque el relato altera la cronología de los hechos- tenemos el punto de vista de Johnson cuando le cuenta a regañadientes a su mujer, con la que mantiene una relación que se ha deteriorado y a la que trata con violencia, que quizás ha matado a un hombre. En la segunda escena, Johnson se enfrenta a un cínico y calculador jefe de policía, que lo tiene calado y se empiezan a revelar otras facetas inquietantes del detective. La tercera escena propone un salto temporal hacia atrás, el momento desencadenante, cuando Jonson interroga a Baxter, personaje que se escurre como jabón entre las manos, inasible, negando toda culpa y exasperando al policía que trata de arrancarle la confesión a los golpes, una situación brutal que el director ha conducido con pulso muy firme y un crescendo emocional casi intolerable.
La obra no permite la pasividad del espectador, lo conmueve, lo intranquiliza con sus cuestionamientos: ¿Hasta dónde el policía que parece indignado, rechazando esos crímenes aberrantes, está reflejando sus propios fantasmas, sus obsesiones en el manejo del caso Baxter? ¿Hasta qué punto es capaz de convertirse en torturador, en victimario, casi en un asesino? ¿Cuán fuertes son sus deseos de suprimir, de exterminar a su chivo expiatorio?..
Lejos de todo reduccionismo, la obra se va perfilando como una suerte de thriller físico y psicológico, donde se alternan los roles de víctima y victimario y explotan las pulsiones sofocadas. John Hopkins se va a adentrando en recónditas y oscurísimas zonas del alma humana. Actuaciones magistrales de Daniel Goglino, Alfredo Martín y Marcelo Bucossi en torno a una gran mesa zigzagueante plantada en la escena como funcional soporte escenográfico.
http://www.panyteatro.com/
Una obra audaz, perturbadora, revulsiva, potenciada por la comprometida puesta de Marcelo Velázquez, un director que supo leer el escabroso material que tenía en sus manos. La angustia de un policía frente a un posible pedófilo pone en cuestión la difusa frontera entre el Bien y el Mal, apartándose de toda forma de maniqueísmo, el dramaturgo John Hopkins prefiere confrontar al público con la incómoda ambigüedad, con la ambivalencia de ciertas conductas humanas universales.
Después de 20 años de oficio, el detective Johnson ya no soporta más, corroído interiormente, agobiado por el horror. Baxter es detenido bajo sospecha y Johnson se aferra a la idea de que él es el violador y asesino de niños. En la primera escena –lo de primera es relativo, porque el relato altera la cronología de los hechos- tenemos el punto de vista de Johnson cuando le cuenta a regañadientes a su mujer, con la que mantiene una relación que se ha deteriorado y a la que trata con violencia, que quizás ha matado a un hombre. En la segunda escena, Johnson se enfrenta a un cínico y calculador jefe de policía, que lo tiene calado y se empiezan a revelar otras facetas inquietantes del detective. La tercera escena propone un salto temporal hacia atrás, el momento desencadenante, cuando Jonson interroga a Baxter, personaje que se escurre como jabón entre las manos, inasible, negando toda culpa y exasperando al policía que trata de arrancarle la confesión a los golpes, una situación brutal que el director ha conducido con pulso muy firme y un crescendo emocional casi intolerable.
La obra no permite la pasividad del espectador, lo conmueve, lo intranquiliza con sus cuestionamientos: ¿Hasta dónde el policía que parece indignado, rechazando esos crímenes aberrantes, está reflejando sus propios fantasmas, sus obsesiones en el manejo del caso Baxter? ¿Hasta qué punto es capaz de convertirse en torturador, en victimario, casi en un asesino? ¿Cuán fuertes son sus deseos de suprimir, de exterminar a su chivo expiatorio?..
Lejos de todo reduccionismo, la obra se va perfilando como una suerte de thriller físico y psicológico, donde se alternan los roles de víctima y victimario y explotan las pulsiones sofocadas. John Hopkins se va a adentrando en recónditas y oscurísimas zonas del alma humana. Actuaciones magistrales de Daniel Goglino, Alfredo Martín y Marcelo Bucossi en torno a una gran mesa zigzagueante plantada en la escena como funcional soporte escenográfico.
http://www.panyteatro.com/
martes, 2 de noviembre de 2010
Crítica Jaque Mate Press
"Ofensa" del dramaturgo inglés John Hopkins en el marco del 20° aniversario del Espacio Teatral Andamio 90 de Buenos Aires
Por Alfred Hopkins
El Espacio Teatral Andamio 90 acertó de modo sobresaliente cuando, en el marco del 20° aniversario de su inauguración, puso en el escenario de la sala una adaptación de “Ofensa” del dramaturgo inglés John Hopkins. El espectáculo indaga sobre la violencia humana desde miradas variadas y logra llevar el tema a la altura de la introspección gracias a un gran elenco y a la acertada dirección de Marcelo Velázquez.
La directora y maestra Alejandra Boero, destacada figura del teatro independiente en Argentina, estrenó “Ofensa” hace 15 años. El espectáculo estrenado el pasado 16 de octubre cuenta con parte del elenco original y la dirección de un alumno y discípulo de Boero.
El policía detective Johnson tiene veinte años de servicio en la fuerza. Su cabeza retumba con la memoria de hechos terribles y ahora está frente a lo que sería su último caso: Kenneth Baxter, un agente inmobiliario con esposa e hijos, sospechado de varios casos de pedofilia. Johnson muestra su interior violenta en el interrogatorio policial, pero además esa violencia indecorosa estalla en el trata de su propia esposa.
(Es aquí donde uno puede notar la aguda observación de Franz Fanon sobre cómo la violencia aplicada a presos políticos puede reaparecer en el trato íntimo del torturador a su propia esposa y familia.)
Presionado y cuestionado a su vez por su propio jefe, Johnson se vuelve cada vez más desesperado en su intento de lograr la confesión de Baxter y termina golpeándolo con tanta fuerza que el sospechoso tiene que ser enviado al hospital en estado grave.
La puesta de Marcelo Velázquez agregó sintetizar la propuesta de Hopkins mediante un larga mesa en forma de “L,” que logra economizar el paso de una escena a otra.
El planteo es muy actual. ¿Sirve la tortura para lograr una confesión? ¿Es posible justificarla, como hizo el ex presidente George Bush de los Estados Unidos? ¿El fin justifica los medios? ¿Se soluciona la violencia en la sociedad con mano dura?
Por Alfred Hopkins
El Espacio Teatral Andamio 90 acertó de modo sobresaliente cuando, en el marco del 20° aniversario de su inauguración, puso en el escenario de la sala una adaptación de “Ofensa” del dramaturgo inglés John Hopkins. El espectáculo indaga sobre la violencia humana desde miradas variadas y logra llevar el tema a la altura de la introspección gracias a un gran elenco y a la acertada dirección de Marcelo Velázquez.
La directora y maestra Alejandra Boero, destacada figura del teatro independiente en Argentina, estrenó “Ofensa” hace 15 años. El espectáculo estrenado el pasado 16 de octubre cuenta con parte del elenco original y la dirección de un alumno y discípulo de Boero.
El policía detective Johnson tiene veinte años de servicio en la fuerza. Su cabeza retumba con la memoria de hechos terribles y ahora está frente a lo que sería su último caso: Kenneth Baxter, un agente inmobiliario con esposa e hijos, sospechado de varios casos de pedofilia. Johnson muestra su interior violenta en el interrogatorio policial, pero además esa violencia indecorosa estalla en el trata de su propia esposa.
(Es aquí donde uno puede notar la aguda observación de Franz Fanon sobre cómo la violencia aplicada a presos políticos puede reaparecer en el trato íntimo del torturador a su propia esposa y familia.)
Presionado y cuestionado a su vez por su propio jefe, Johnson se vuelve cada vez más desesperado en su intento de lograr la confesión de Baxter y termina golpeándolo con tanta fuerza que el sospechoso tiene que ser enviado al hospital en estado grave.
La puesta de Marcelo Velázquez agregó sintetizar la propuesta de Hopkins mediante un larga mesa en forma de “L,” que logra economizar el paso de una escena a otra.
El planteo es muy actual. ¿Sirve la tortura para lograr una confesión? ¿Es posible justificarla, como hizo el ex presidente George Bush de los Estados Unidos? ¿El fin justifica los medios? ¿Se soluciona la violencia en la sociedad con mano dura?
Crítica Foro de Baires
"Foro de Baires" cubrió ayer Sábado 30 de Octubre la obra "Ofensa" de John Hopkins con dirección de Marcelo Velázquez. Excelente y muy recomendable para todos aquellos que gusten del buen teatro. Verdaderamente, los textos se basan en una realidad fuerte y comprometida. El elenco está integrado por Marcelo Bucossi, Mercedes Fraile, Alfredo Martín y Daniel Goglino, quienes realizan papeles realmente impecables y conmovedores. Ana Leguìzamo Rameau
http://www.forodebaires.com.ar/
http://www.forodebaires.com.ar/
miércoles, 27 de octubre de 2010
Crítica FM 91.3 - Mariano Vouillat
Una obra dedicada a desentramar las redes del poder policial y marital, donde la jerarquía vale más que la verdad, donde la relevancia la da un rango o un género.
John Hopkins, el dramaturgo diseña un degradé de situaciones donde la violencia opera desde distintos ámbitos, el hogareño, el trabajo y un interrogatorio. Un policial con tintes psicológicos, exponiendo lo peor de la miseria humana, la falta de seguridad personal desembocando por momentos en un autoritarismo sin límites e injustificado.
Una historia donde lo que no se dice, pesa mucho más que la palabra.
Con actuaciones muy buenas de todo el elenco, llevando el dramatismo a puntos muy profundos donde el espectador debe tomar partido, no puede no posicionarse, no puede mantenerse al margen, no puede esconder la cabeza. Se lucen Daniel Goglino y Alfredo Martín, quienes aumentan las escenas con mucha intensidad con el protagonista, Marcelo Bucossi, quien encarna la difícil tarea de interpretar a un hombre problemático, sumido en el alcohol y la violencia.
Una versión dirigida por el maestro Marcelo Velázquez, con una inteligencia y sensibilidad digna de una reconstrucción de una obra de teatro en homenaje a una grande del teatro nacional, la única Alejandra Boero.
Una iluminada reflexión espontánea, para escapar a la vulgar repetición cotidiana de los noticieros sobre dicha problemática.
John Hopkins, el dramaturgo diseña un degradé de situaciones donde la violencia opera desde distintos ámbitos, el hogareño, el trabajo y un interrogatorio. Un policial con tintes psicológicos, exponiendo lo peor de la miseria humana, la falta de seguridad personal desembocando por momentos en un autoritarismo sin límites e injustificado.
Una historia donde lo que no se dice, pesa mucho más que la palabra.
Con actuaciones muy buenas de todo el elenco, llevando el dramatismo a puntos muy profundos donde el espectador debe tomar partido, no puede no posicionarse, no puede mantenerse al margen, no puede esconder la cabeza. Se lucen Daniel Goglino y Alfredo Martín, quienes aumentan las escenas con mucha intensidad con el protagonista, Marcelo Bucossi, quien encarna la difícil tarea de interpretar a un hombre problemático, sumido en el alcohol y la violencia.
Una versión dirigida por el maestro Marcelo Velázquez, con una inteligencia y sensibilidad digna de una reconstrucción de una obra de teatro en homenaje a una grande del teatro nacional, la única Alejandra Boero.
Una iluminada reflexión espontánea, para escapar a la vulgar repetición cotidiana de los noticieros sobre dicha problemática.
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