En el 20º aniversario de la inuaguración del teatro Andamio 90

OFENSA (Esta historia suya) de John Hopkins - Versión: Fernando Masllorens y Federico González del Pino - Dirección: Marcelo Velázquez - Con: Marcelo Bucossi, Mercedes Fraile, Daniel Goglino, Alfredo Martín - Funciones: Sábados 20.30 - Teatro Andamio 90 - Paraná 660 - Reservas: 4373-5670

miércoles, 27 de octubre de 2010

Crítica FM 91.3 - Mariano Vouillat

Una obra dedicada a desentramar las redes del poder policial y marital, donde la jerarquía vale más que la verdad, donde la relevancia la da un rango o un género.
John Hopkins, el dramaturgo diseña un degradé de situaciones donde la violencia opera desde distintos ámbitos, el hogareño, el trabajo y un interrogatorio. Un policial con tintes psicológicos, exponiendo lo peor de la miseria humana, la falta de seguridad personal desembocando por momentos en un autoritarismo sin límites e injustificado.
Una historia donde lo que no se dice, pesa mucho más que la palabra.
Con actuaciones muy buenas de todo el elenco, llevando el dramatismo a puntos muy profundos donde el espectador debe tomar partido, no puede no posicionarse, no puede mantenerse al margen, no puede esconder la cabeza. Se lucen Daniel Goglino y Alfredo Martín, quienes aumentan las escenas con mucha intensidad con el protagonista, Marcelo Bucossi, quien encarna la difícil tarea de interpretar a un hombre problemático, sumido en el alcohol y la violencia.
Una versión dirigida por el maestro Marcelo Velázquez, con una inteligencia y sensibilidad digna de una reconstrucción de una obra de teatro en homenaje a una grande del teatro nacional, la única Alejandra Boero.
Una iluminada reflexión espontánea, para escapar a la vulgar repetición cotidiana de los noticieros sobre dicha problemática.

domingo, 24 de octubre de 2010

Crítica Puesta en Escena

Con motivo del 20° Aniversario de Andamio 90, se estrenó Ofensa con dirección de Marcelo Velázquez y un elenco de excepción. Antes había sido dirigida por la Maestra Alejandra Boero.

Por Teresa Gatto

"Primero hay que vaciar la botella, dijo, luego el alma"

R. Bolaño

Enmarcada en los festejos del 20° aniversario de Andamio 90’, se estrenó Ofensa (Esta historia suya) que fue dirigida por Alejandra Boero hace 15 años. A propósito de esa Señora de Teatro, Marcelo Velázquez, actual director de Ofensa nos decía hace unos días que Andamio 90 entraña el espíritu de la actriz, directora y maestra Alejandra Boero, pionera y luchadora del teatro independiente. Ella impulsó de un modo enérgico, junto a otros teatristas, la actual Ley Nacional del Teatro, que sirve de amparo para todos, a partir de la creación del M.A.T.E. (Movimiento de Apoyo al Teatro). El teatro se inauguró con una puesta de Final de partida de Samuel Beckett protagonizada y dirigida por Alfredo Alcón. Boero ya perseguía el sueño de formar un elenco estable de jóvenes actores para producir en su teatro obras de los más importantes autores del teatro universal. Así surgió el Proyecto Intergeneracional de Teatro “Los que vienen” que le dio a Marcelo Velázquez y a los compañeros de su generación, todos formados por Boero, la posibilidad de transitar la escena sin interrupción y al público de conocer su maravilloso trabajo. Este era el objetivo de la maestra. Estrenaban un espectáculo y, mientras tanto ensayaban el siguiente. Así, hasta el año 1998. Fueron años de mucho trabajo y mucho aprendizaje.
Hoy Ofensa se ha estrenado y desde donde esté Alejandra Boero sentirá orgullo por su alumno, hoy consagrado director y creador incansable.

Esta es una historia de violencia, una violencia casi muda, imperceptible para muchos. No es el suelto del diario en las secciones policiales, ni el flash informativo que suspende la película para informar un infortunio provocado por una acción violenta. Ofensa, es algo más. Es el diálogo cotidiano que sube de tono para sacar de dentro del ser esa masa oscura y contenida que como un veneno impregna los vínculos para paralizarlos y dejarlos en agonía. Es, además, una plática con otro cuando en realidad podría ser un soliloquio.

“Creo que hoy maté a un tipo” oficia como disparador de lo que Johnson a cargo de Marcelo Bucossi, quien jamás sale de escena, en un trabajo titánico, tratará de explicarle a su mujer Maureen, en la piel de Mercedes Fraile, que valida aquí su enorme talento. ¿Pero de qué hablan? ¿De la violencia de ese día o de la que los asola como pareja en decadencia desde hace tiempo? Los diálogos que intentan reponer lo que el sargento que nunca asciende, Johnson, hace fuera de su casa y de lo que ocurre dentro de ella, en el seno mismo del vínculo también hablan y representan la otra violencia que como un trasto más se apoderó de su hogar. En esta primera secuencia, se presentan hechos y personajes pero el discurso de la violencia, re dirigido volverá a implicarlo cuando deba contarle a su superior, el Comisario Inspector Cartwright, en una magnífico trabajo de Alfredo Martín, los mismos sucesos y allí volverá a narrarse lo ya acontecido y así la segunda secuencia retomará el discurso de la intimidación, esta vez, dirigida desde el superior al sargento, redireccionando “lo violento” hacia un sujeto que ya aparece como un perdedor y sufre la violencia del otro. En la tercera secuencia, Johnson, se las verá cara a cara con Baxter, a quien da vida un eficaz Daniel Goglino, que será el sujeto/objeto de la violencia que cuesta mucho devolver ya que la situación de poder del interrogado versus el sargento, imponen al menos una cuota de miedo que ya había circulado de modo sutil en las escenas anteriores. De esta manera, la ofensa, regresa una y otra vez en una suerte de puesta en abismo que se vuelve redundante en beneficio de la obra, esa violencia que por no ser titular no es menos asesina ni dañina que la otra, “esta historia suya”.

El espacio escénico minimalista al máximo, sólo usa una mesa larga y en forma de zeta alargada que permite jugar cada una de las acciones como si el cambio de espacio aconteciera, pero siempre a través de un mismo significante.
El diseño luminotécnico coopera con lo representado y respeta ese arduo trabajo en que las actuaciones son centrales y dependen en grado sumo de un texto complejo por el guión y porque todo se juega en el ser de esos personajes sin más ayuda que su oficio enorme.
El desorden del tiempo del relato y del tiempo de los sucesos, lejos de llevar a confusión, ofician de imanes para que el espectador se mantenga en vilo con una mezcla de azoramiento y angustia y sin la mínima posibilidad de previsibilidad del remate.

No sólo el texto de John Hopkins trabaja uniendo retazos, trozos y des-trozos de una existencia en la que la violencia y la ofensa que conlleva se arman a la perfección hacia el final, sino que su director Marcelo Velázquez logra una puesta sólida que no sólo significa un desafío enorme por su antecedente, sino que permite el cuidado lucimiento sin estridencias ni sobreactuaciones de un elenco que acapara aplausos a pesar de la densidad angustiante de su representación.

La Maestra, Alejandra Boero, disfruta donde sea que esté, de haber dejado tantas semillas que germinaron en maravillosos trabajos o en frutos exquisitos para el teatro de hoy, de mañana y en el que Andamio 90 sigue escribiendo su Historia mayúscula.

jueves, 21 de octubre de 2010

Crítica Poiesis Teatral

IMPRESIONES: "OFENSA (Esta historia suya)" de John Hopkins & Marcelo Velázquez
Por Christian Lange

"Creo que hoy maté a un tipo" es una de las primeras frases de Ofensa (Esta historia suya), primera obra teatral de John Hopkins, escrita en 1968. Se trata de un texto teatral estructurado en tres escenas (primera escena: Johnson con su mujer, Maureen; segunda escena: Johnson con un superior, el Comisario Inspector Cartwright; tercera escena: Johnson con un detenido, Baxter), tres dúos con un elemento común: Johnson. Presente todo el tiempo en la tres escenas, expuesto en todos sus perfiles y matices, él, Johnson, es -todo parece indicarlo así- el protagonista de esta historia. Pero, ¿será realmente así? Protagonista de la historia. ¿De cuál historia?

El título original de la obra, aquí devenido subtítulo es This story of yours. Pero, ¿a quién refiere el "suya" del (sub)título en cuestión? La frase aparece dos veces en el texto de la obra. En un caso, Cartwright se la dice a Jonhson y, en otro, es Johnson quien la dirige a Baxter. ¿Cuál es el sentido de esa frase en ambos casos? Lo que hay en común, lo que parece haber en común, es que quien escucha esa "historia suya", no cree en ella. Quien escucha quiere escuchar otra cosa, quiere escuchar la verdad, o "algo que se parezca a la verdad". [Algo que es absolutamente aplicable a la primera escena, de Johnson con su mujer, aún sin la aparición de la mencionada frase en forma explícita].

El espectador también quiere saber, claro. Y allí se asienta, hace pie, la absoluta eficacia de esta dramaturgia. Queremos saber qué pasó realmente. El montaje de la escritura tiene la habilidad de poner como tercera escena aquello, eso que queremos saber, eso de lo cual se ha hablado desde el inicio. La tercera escena, cronológicamente anterior a las otras dos, es colocada al final para permitirle al espectador sentir que finalmente sabrá, por sí mismo, sin relato de nadie como mediador, qué pasó en el cuarto de interrogatorios entre Johnson y Baxter, cuál es la verdad. Y ese querer saber, ese deseo del propio espectador, será puesto en cuestión, interpelado.

En las primeras dos escenas escuchamos a Johnson, Maureen y Cartwright "hablar" de aquello que luego veremos en la tercera escena con nuestros propios ojos. Pero no hay que confundirse. No se trata de que Ofensa sea una obra de las despectivamente conocidas como "de sillas y mesas". No es una obra en la que dos se sientan a jugar al "vení que te cuento". Lo que Hopkins tuvo la habilidad de construir es un relato doble (al menos), un relato de capas y planos diversos.
Por un lado hay, sí, narración: alguien, Johnson, debe contar una y otra vez (frente a su mujer, frente a la autoridad del superior) aquello que ocurrió en la habitación con el detenido Baxter; pero aquí hay una tensión dramática presente (construida triplemente desde el texto, la puesta y la actuación) que hace que el espectador no pueda sacar los ojos de encima de aquello que está viendo. No es acción referida (que la hay, claro, pero no solamente) sino acción presente que sucede frente a nuestros ojos. Y esa acción presente es verbal, física, energética. Vemos las energías desplegarse y pelear en cada escena. En la tercera, aquella que dramatiza en tiempo presente el interrogatorio, el autor logra también (!) replicar la estructura. Una tremenda acción sucede mientras otra es referida. Emerge así una matriz, una estructura, en la cual las tres escenas tienen acción presente y acción referida por la vía del relato. Y esa estructura no es "simplemente" formal sino que está imbricada en el contenido, en el sentido, en los temas y motivos, pero los excede por completo. Un juego de cajas, de intersección de planos, de ruptura de la cronología: un juego con el tiempo y el espacio. [Y dentro de ese juego y por ese juego el sentido se construye y se desarma. El teatro se hace presente].

Cada escena está cuidadosamente armada en la dramaturgia que carga la acción en tiempo presente frente a nuestros ojos. Se trata de tres combates. Se trata de desplegar toda la acción física, verbal, simbólica que se pueda. [Se trata, por lo tanto, de un enorme desafío para la actuación que debe trabajar sobre ambos ejes en un mismo movimiento: desafío resuelto magistralmente por el ensamble de los cuatro actores y su director].Y aquí, el combate, esta figura que emerge, esta matriz, es entre los cuatro personajes multiplicados por las dos fuerzas en tensión: hablar y escuchar. El sentido común aplicaría rápidamente la categoría digamos dominante o activa al hablar y la categoría dominada o pasiva al escuchar.

Aquí Hopkins y Marcelo Velázquez (y los actores) supieron encontrar, en sus múltiples y diversos lenguajes la manera de convertir la pulsión por escuchar en fuerza dominante frente a alguien que no quiere contar. El que escucha quiere escuchar, quiere escuchar más, quiere escuchar otra cosa. No quiere relato de superficie, quiere aquello. Y el otro no quiere contar, pero necesita contar aunque no quiera. La fuerza de la escucha se impondrá forzando el relato. Y esa pelea que sucede tres veces, en tres escenas distintas, no será pelea de sujetos sino de funciones, de roles. Johnson será forzado y forzará. Habrá una victoria, la pulsión de escucha vencerá. Y esa victoria, ese vencer, será con violencia. Acaso como contracara de aquel ingenuo, dulce y primitivo "¿me contás un cuento?" ya perteneciente a una infancia mitológica, veremos aquí que los cuentos no se narran, sino que el que escucha, el que ve, el espectador es la fuerza violenta que extirpa un relato que se le dirige y del cual es -en algún sentido- origen y autor.

La puesta en escena y dirección general de Marcelo Velázquez tuvo la habilidad de tensar todos los elementos y encontrar los ritmos para que las altas dosis de violencia que se despliegan en la obra puedan "digerirse" sin abrumar por demás. El diseño de espacio, luz y sonido colaboran y aportan significativamente. El elenco es sin duda la pieza central del hecho teatral vivo que es cada función. Los cuatro actores (Marcelo Bucossi, Mercedes Fraile, Alfredo Martín y Daniel Goglino) hacen trabajos notables siendo sus aportes fundamentales al resultado final. Es imposible no mencionar especialmente el trabajo de Bucossi con Johnson no sólo por el desafío de cargar con la permanencia en escena de inicio a fin, sino por la dificultad extra de actuar en la tercera escena algo que en el relato sucedió antes (y lo que eso implica para el actor en cuanto a los procesos de carga y descarga de estados interiores y de su expresión y contención), y -sobre todo- por el resultado notable de ambos desafíos.

Todo lo dicho hace de Ofensa, escrita por John Hopkins y dirigida por Marcelo Velázquez con un notable elenco, una experiencia teatral de alto vuelo para quien todavía esté interesado en un teatro que inquiete y perturbe.

http://www.poiesisteatral.blogspot.com/

viernes, 15 de octubre de 2010

Marcelo Velázquez. Pasión por el teatro

teatro » nota
Entrevistas
Conversamos con este magnífico creador que además de obtener numerosos logros, forma parte del festejo por los 20 años del Teatro Andamio 90 con un estreno que se las trae.

Por Teresa Gatto

Marcelo Velázquez, ampliamente reconocido entre sus pares y el público, tiene una amplia trayectoria en la cultura, no sólo teatral ya que también es egresado de la carrera de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Sus estudios teatrales son de una variedad también impresionante...

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