En el 20º aniversario de la inuaguración del teatro Andamio 90

OFENSA (Esta historia suya) de John Hopkins - Versión: Fernando Masllorens y Federico González del Pino - Dirección: Marcelo Velázquez - Con: Marcelo Bucossi, Mercedes Fraile, Daniel Goglino, Alfredo Martín - Funciones: Sábados 20.30 - Teatro Andamio 90 - Paraná 660 - Reservas: 4373-5670

domingo, 24 de octubre de 2010

Crítica Puesta en Escena

Con motivo del 20° Aniversario de Andamio 90, se estrenó Ofensa con dirección de Marcelo Velázquez y un elenco de excepción. Antes había sido dirigida por la Maestra Alejandra Boero.

Por Teresa Gatto

"Primero hay que vaciar la botella, dijo, luego el alma"

R. Bolaño

Enmarcada en los festejos del 20° aniversario de Andamio 90’, se estrenó Ofensa (Esta historia suya) que fue dirigida por Alejandra Boero hace 15 años. A propósito de esa Señora de Teatro, Marcelo Velázquez, actual director de Ofensa nos decía hace unos días que Andamio 90 entraña el espíritu de la actriz, directora y maestra Alejandra Boero, pionera y luchadora del teatro independiente. Ella impulsó de un modo enérgico, junto a otros teatristas, la actual Ley Nacional del Teatro, que sirve de amparo para todos, a partir de la creación del M.A.T.E. (Movimiento de Apoyo al Teatro). El teatro se inauguró con una puesta de Final de partida de Samuel Beckett protagonizada y dirigida por Alfredo Alcón. Boero ya perseguía el sueño de formar un elenco estable de jóvenes actores para producir en su teatro obras de los más importantes autores del teatro universal. Así surgió el Proyecto Intergeneracional de Teatro “Los que vienen” que le dio a Marcelo Velázquez y a los compañeros de su generación, todos formados por Boero, la posibilidad de transitar la escena sin interrupción y al público de conocer su maravilloso trabajo. Este era el objetivo de la maestra. Estrenaban un espectáculo y, mientras tanto ensayaban el siguiente. Así, hasta el año 1998. Fueron años de mucho trabajo y mucho aprendizaje.
Hoy Ofensa se ha estrenado y desde donde esté Alejandra Boero sentirá orgullo por su alumno, hoy consagrado director y creador incansable.

Esta es una historia de violencia, una violencia casi muda, imperceptible para muchos. No es el suelto del diario en las secciones policiales, ni el flash informativo que suspende la película para informar un infortunio provocado por una acción violenta. Ofensa, es algo más. Es el diálogo cotidiano que sube de tono para sacar de dentro del ser esa masa oscura y contenida que como un veneno impregna los vínculos para paralizarlos y dejarlos en agonía. Es, además, una plática con otro cuando en realidad podría ser un soliloquio.

“Creo que hoy maté a un tipo” oficia como disparador de lo que Johnson a cargo de Marcelo Bucossi, quien jamás sale de escena, en un trabajo titánico, tratará de explicarle a su mujer Maureen, en la piel de Mercedes Fraile, que valida aquí su enorme talento. ¿Pero de qué hablan? ¿De la violencia de ese día o de la que los asola como pareja en decadencia desde hace tiempo? Los diálogos que intentan reponer lo que el sargento que nunca asciende, Johnson, hace fuera de su casa y de lo que ocurre dentro de ella, en el seno mismo del vínculo también hablan y representan la otra violencia que como un trasto más se apoderó de su hogar. En esta primera secuencia, se presentan hechos y personajes pero el discurso de la violencia, re dirigido volverá a implicarlo cuando deba contarle a su superior, el Comisario Inspector Cartwright, en una magnífico trabajo de Alfredo Martín, los mismos sucesos y allí volverá a narrarse lo ya acontecido y así la segunda secuencia retomará el discurso de la intimidación, esta vez, dirigida desde el superior al sargento, redireccionando “lo violento” hacia un sujeto que ya aparece como un perdedor y sufre la violencia del otro. En la tercera secuencia, Johnson, se las verá cara a cara con Baxter, a quien da vida un eficaz Daniel Goglino, que será el sujeto/objeto de la violencia que cuesta mucho devolver ya que la situación de poder del interrogado versus el sargento, imponen al menos una cuota de miedo que ya había circulado de modo sutil en las escenas anteriores. De esta manera, la ofensa, regresa una y otra vez en una suerte de puesta en abismo que se vuelve redundante en beneficio de la obra, esa violencia que por no ser titular no es menos asesina ni dañina que la otra, “esta historia suya”.

El espacio escénico minimalista al máximo, sólo usa una mesa larga y en forma de zeta alargada que permite jugar cada una de las acciones como si el cambio de espacio aconteciera, pero siempre a través de un mismo significante.
El diseño luminotécnico coopera con lo representado y respeta ese arduo trabajo en que las actuaciones son centrales y dependen en grado sumo de un texto complejo por el guión y porque todo se juega en el ser de esos personajes sin más ayuda que su oficio enorme.
El desorden del tiempo del relato y del tiempo de los sucesos, lejos de llevar a confusión, ofician de imanes para que el espectador se mantenga en vilo con una mezcla de azoramiento y angustia y sin la mínima posibilidad de previsibilidad del remate.

No sólo el texto de John Hopkins trabaja uniendo retazos, trozos y des-trozos de una existencia en la que la violencia y la ofensa que conlleva se arman a la perfección hacia el final, sino que su director Marcelo Velázquez logra una puesta sólida que no sólo significa un desafío enorme por su antecedente, sino que permite el cuidado lucimiento sin estridencias ni sobreactuaciones de un elenco que acapara aplausos a pesar de la densidad angustiante de su representación.

La Maestra, Alejandra Boero, disfruta donde sea que esté, de haber dejado tantas semillas que germinaron en maravillosos trabajos o en frutos exquisitos para el teatro de hoy, de mañana y en el que Andamio 90 sigue escribiendo su Historia mayúscula.

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